Promesas de un futuro mejor

“SUS promesas eran, como él era entonces, magníficas; pero su ejecución era lo que él es ahora, nada.” (Enrique VIII, de William Shakespeare.)

Las magníficas promesas que mencionó Shakespeare fueron hechas por el cardenal inglés Thomas Wolsey, religioso político que influyo en la Inglaterra del siglo XVI. 

Podemos decir con seguridad que las palabras del escritor describen muy bien la mayoría de las promesas que se hacen hoy, las cuales repetidamente quedan en nada. 

Cada que hay que renovar cargos de elección popular, los aspirantes recurren a las promesas de campaña, y cada que se acerca más el día de las elecciones, los candidatos derrochan promesas difíciles de cumplir.

No resulta difícil entender por qué la gente se ha vuelto tan escéptica, pues está desilusionada por “el incumplimiento de las promesas electorales de cientos de políticos".

Por ello, es bueno hacer caso de la advertencia bíblica que dice: 

"El ingenuo se cree todo lo que le dicen, pero el prudente mide bien todos sus pasos" (Proverbios 14:15).

Aunque también hay quienes se atienen a sus promesas, cuando dan su palabra se comprometen a llevarla a cabo aunque les suponga un gran esfuerzo. Y sin embargo las circunstancias pueden frustrar los planes mas nobles, como dijo "el congregador" en Eclesiastés 9:11:

Y algo más he visto bajo el sol: que los veloces no siempre ganan la carrera, ni los poderosos ganan siempre la batalla, ni los sabios tienen siempre alimento, ni los inteligentes tienen siempre riquezas, ni siempre les va bien a los que tienen conocimiento, ya que a todos les llega algún mal momento y algún suceso imprevisto.

Entonces, tal vez nos preguntemos: ¿hay promesas confiables? Sí que las hay. Podemos confiar en las promesas que se hallan en la Palabra de Dios, la Biblia. El artículo "La esperanza real de un mañana mejor" resume algunas de sus promesas y porque podemos confiar en ellas.